Según el acento de la última palabra del verso, este se puede calificar de agudo, llano o esdrújulo. A los versos agudos hay que sumarles una sílaba más en el cómputo métrico; a los esdrújulos, restarles una; a los llanos o graves, dejarlos como están.
Estas normas de la versificación en lengua castellana son de imposible incumplimiento, pero como el buen poeta siempre tiene un punto de ingenio y originalidad (solo uno, pues dos serían demasiados), existen los versos de cabo roto, que juegan con el acento del verso.
Los versos de cabo roto se llaman así porque aparecen cortados más allá de la sílaba tónica: las sílabas que vienen después desaparecen, debiendo el lector suponer cuáles son para comprender el poema. De esta manera, por el mágico arte de la desaparición de toda sílaba posterior a la que nos da el eje rítmico, todos los versos se convierten en agudos si no lo eran. La rima se hace teniendo en cuenta la vocal tónica, con lo cual suele suceder que, si el poema estuviera escrito con las palabras completas, no rimaría.
Con los ejemplos se entenderá mejor.
Los más populares son los que Cervantes incluye en el Quijote:
Soy Sancho Panza, escude-
del manchego don Quijo-,
puse pies en polvoro-
por vivir a lo discre-;
que el tácito Villadie-
toda su razón de esta-
cifró en una retira-,
según siente Celesti-,
libro, en mi opinión divi-
si encubriera más lo huma-.
(Soy Sancho Panza, escudero del manchego don Quijote, puse pies en polvorosa por vivir a lo discreto; que el tácito Villadiego toda su razón de estado cifró en una retirada, según siente Celestina, libro, en mi opinión divino si encubriera más lo humano).
Los versos de cabo roto no son muy abundantes, pero sí están presentes en nuestra poesía, especialmente en la poesía popular, tan rica en juegos rítmicos e imaginativos.
Este ejemplo, hoy más conocido como canción de niños, es una versión del romance "No me entierren en sagrado":
Una noche muy oscu-
que a la gente hace llorar
paseaba un caballe-
desde la corte a su ca-,
con sombrero de tres pi-
y en medio dos plumas blan-,
y en medio de las dos plu-
el retrato de su da-,
que se llamaba Marí-,
como se llamó su ma-.
-María, si yo me mue-
no me entierres en sagra-;
entiérrame en un rincón
donde no me vea na-,
y a la cabecera pon
un ladrillo colora-
con un letrero que di-
"Aquí murió Juan de La-.
No murió de calentu-
ni de dolor de costa-,
que murió muy malheri-
cosidito a puñala-".
(Una noche muy oscura, que a la gente hace llorar, paseaba un caballero desde la corte a su casa, con sombrero de tres picos y en medio dos plumas blancas, y en medio de las dos plumas el retrato de su dama, que se llamaba María, como se llamó su madre. "María, si yo me muero no me entierres en sagrado, entiérrame en un rincón donde no me vea nadie, y a la cabecera pon un ladrillo colorado con un letrero que diga 'Aquí murió Juan de La?. No murió de calentura ni de dolor de costado, que murió muy malherido, cosidito a puñaladas").
Obsérvese cómo a los versos que ya eran agudos no es necesario recortarles nada; obsérvese también que la única palabra que no se puede recuperar con facilidad es el apellido del caballero, pues sólo podemos suponer la última sílaba (incluso podríamos pensar que es Juan del A... y no Juan de La...). No he encontrado por Internet ningún vídeo ni audición completa con esta canción, de manera que escucharemos en clase la hermosa versión de Joaquín Díaz.
Esta canción de la recientemente fallecida María Elena Walsh utiliza el mismo procedimiento, si bien no todos los versos tienen su cabo roto. Esta vez no transcribo las palabras correctas para ver cómo las deducís vosotros, aunque en este texto abundan las palabras que no tienen el cabo roto.
Peligroso es
andar por la ca-
la calle del ga-
del gato que pes-
que pesca y después
se esconde y escapa
¿Lo ves o no lo ves
al gato que pes-?
Allí, allí
Sentado en su ventani-.
A la gente que
pasa distraí-
el gato bandi-
con caña y anzue-
les pesca el sombre-,
sombrero y el moño
El gato francés
con tanto sombre-
nadie sabe qué
qué hace después
y el asunto es
es que se disfraza
Pero el gato un di-
salió disfraza-
con gorra de la
de la policí-
Disfrazado así
dio una caminata
Así disfraza-
oyó la denun-
cia de un transeún-
contra un gato ma-
porque le ha roba-
robado el bonete
El gato no pue-
Decirle: “Soy yo”.
Confundido, no
Tiene más reme-
Que llevarse pre-
Preso al calabozo
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