En la vida de todo estudiante, más tarde o más temprano, llegará el dulce momento de comprender lo que se estudia. Este momento puede tener lugar de manera temprana, en la adolescencia, pero lo más frecuente es que se manifieste en la vida adulta.
El estudiante de español estudia durante años la siguiente premisa: "El español es una lengua que procede del latín". Y puede que lo comprenda. Pero ese conocimiento no se interioriza hasta que ese mismo estudiante, que habla y comprende el español perfectamente, conoce los verbos y la ortografía y el vocabulario, se encuentra con un texto escrito en castellano medieval. En ese momento el estudiante se pregunta (o le pregunta al profesor): "¿Esto es castellano?". De esa pregunta puede nacer un filólogo. (De aprenderse la conjugación de memoria, difícilmente).
En los territorios del Imperio Romano, entre los que se contaba Hispania (en alguno de cuyos puntos más occidentales podríamos situar la actual Cuntis), la única lengua oficial era el latín. Todas las lenguas prerromanas desaparecieron, con una única excepción: el vasco o euskera. Como el territorio del Imperio era muy extenso, tras la desmembración del mismo (o, a decir verdad, ya un poco antes), ese latín fue evolucionando de forma desigual según las zonas. Es decir, las variedades dialectales que ya existían, se fueron diferenciando cada vez más, dando lugar a multitud de lenguas diferentes. Esas lenguas, "hijas" del latín, se llaman lenguas romances, románicas o neolatinas.
En la Península Ibérica (antigua Hispania), las lenguas romances que surgieron fueron el gallego-portugués, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés, el catalán y el mozárabe. La fortuna de cada una de ellas fue muy desigual, y está ligada a motivos políticos. El más decisivo de todos fue la Reconquista, finalizada en 1492, que determinó la desaparición del mozárabe (romance hablado en territorio árabe) y la expansión paulatina hacia el sur de las demás. De la diversa suerte de los romances peninsulares podría hablarse largo y tendido (y así se hará en su día), y de la situación actual del astur-leonés (hoy llamado bable) y navarro aragonés (hoy llamado aragonés), en estado de completa desprotección.
La historia del castellano es muy larga para contar, de modo que sólo os ofreceré un muy breve panorama:
Castellano medieval (desde los primeros documentos hasta el siglo XVI)
Documentos importantes.
Los primeros textos escritos en castellano son glosas. Una glosa es una anotación al margen. Por ejemplo, si en un texto en inglés hay una palabra que desconocéis y la buscáis en el diccionario y después la apuntáis al margen, lo que habéis hecho es una glosa. Pues notas marginales como esos fueron los primeros textos castellanos que se conservan. Se llaman glosas emilianenses y glosas silenses por haberse hallado en las bibliotecas de los monasterios de San Millán de la Cogolla (La Rioja) y Santo Domingo de Silos (Burgos), respectivamente. Datan de los siglos X y XI.
El primer texto literario conservado es el Poema de Mio Cid (S. XII), y el primer escritor cuyo nombre conocemos es Gonzalo de Berceo (S. XIII).
Evolución de la lengua.
Es un poco difícil de explicar el estado de evolución del castellano en la Edad Media a unos estudiantes que no saben latín, pues pueden apreciar las diferencias con respecto a la lengua actual, pero no con respecto al punto de partida.
En cualquier caso, pueden destacarse algunos aspectos, como la aparición del artículo, de los tiempos compuestos de los verbos, de los fonemas /x/ (g, j), /ch/ y /ll/, de los diptongos /ue/, /ie/... que en latín no existían, entre otras muchas particularidades.
Normativización
Una figura muy importante fue el rey Alfonso X "El Sabio" (S. XIII), que fue el responsable de las primera reforma ortográfica que se hizo en castellano. (Véase artículo sobre el origen de la <ñ> en este mismo blog).
En el siglo XV, Antonio de Nebrija escribe la primera Gramática de la lengua castellana (1492), que es además la primera gramática de una lengua romance.
Español clásico (siglos XVI y XVII)
En esta etapa el sistema de sibilantes se reorganiza para convertirse en el que todavía hoy tenemos. (Es decir, desaparecen algunos fonemas, para quedarse /s/, /ch/, /x/ tal como hoy los pronunciamos). Este es el motivo por el que el hablante de español tiene dificultad para pronunciar ciertos sonidos de otras lenguas, como el italiano o el portugués.
En esta etapa ya no se escribe F- a principio de palabra a menos que la primera vocal sea un elemento de un diptongo. A partir del siglo XVI se escribirá H-. (La F- del castellano medieval hacía mucho tiempo que no se pronunciaba sino como una h- aspirada, muy suave, que acabó por desaparecer en muchas zonas).
Español actual (desde el siglo XVIII en adelante)
En el siglo XVIII nace la Real Academia Española (1713), que edita entre 1726 y 1739 su primer diccionario. La RAE hace en el siglo XVIII una reforma ortográfica comparable a la de Alfonso X. Entre otras cosas, estableció los usos actuales de "b" y "v" , y sustituyó las grafías por en términos como philosophía (filosofía), theología (teología), christiano (cristiano). Desde su fundación, la RAE sigue activa y edita diccionarios y gramáticas, pero el trabajo "gordo" de sistematización de la lengua escrita lo llevó a cabo sobre todo en el siglo XVIII.
Así que, ya sabéis: cuando protestéis porque la nota del examen baja por faltas de ortografía... pedid explicaciones a la RAE (que Alfonso X ya no puede hablar).
He intentado en esta entrada resumir sólo los hechos fundamentales, pues el estudio de la historia de la lengua es muy largo y complejo, y requiere de un mínimo conocimiento del latín y de otras lenguas romances. No os recomendaría ampliar información, pues esta me parece ya bastante amplia para este nivel. De todas maneras, si alguien tiene curiosidad, os pondré algún enlace.
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