Los recursos literarios, como ya todos sabemos, son procedimientos lingüísticos que emplea el autor de un texto al jugar con la forma o el significado de las palabras, con el fin de embellecer su texto y darle mayor expresividad.
El retruécano es una figura que consiste en repetir dos términos pero invirtiendo su orden. No es un mero cambio de colocación de las palabras, sino que también implica un cambio en el significado de la oración.
Un ejemplo hermoso de Quevedo:
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Los verbos "decir" y "sentir" invierten su orden, de manera que el sentido de la oración también queda alterado. Si nos fijamos, la finalidad del retruécano en este texto es acentuar la antítesis que se da entre los dos versos, y que viene marcada también por el contraste siempre / nunca. Observemos también que la repetición cruzada de dos términos da lugar a una estructura paralelística.
Otro buen ejemplo, de Larra, otro carácter mordaz:
¿En este país no se lee porque no se escribe o no se escribe porque no se lee?
Se suele utilizar para contraponer dos ideas, apoyando a una antítesis o una paradoja:
"Las palabras verdaderas no son agradables, y las agradables no son verdaderas" (Lao Tse)
Muy a menudo está implicado el retruécano en ese tipo de chistes que comienzan diciendo "No es lo mismo..."
... vivir para comer que comer para vivir
..."No comáis grasas animales" que "¡Animales! No comáis grasas!"
... tener una familia en la Mancha que tener una mancha en la familia
...la tensión alta que la alta tensión, etc.
Un paso más allá consiste en introducir en el juego elementos fonológicos y ortográficos:
No es lo mismo "Gabino, ven" que "venga vino".
No es lo mismo "los libros de texto" que "detesto los libros"
Lo más destacado de estos chistes es que el retruécano genera la antítesis que causa la risa.
Y a ver quién sabe qué pinta en esta entrada un retrato de Cela.
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