Bonita fecha para tan hermosa conmemoración. Escojo un poema de Antonio Machado para celebrar a un tiempo una y otra:
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entre las grises peñas,
blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primera rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra...
Antonio Machado vivió en Soria, donde conoció a su esposa Leonor, que falleció dos años después de la boda. Después, él se marchó de allí, y en la distancia, con la llegada de la primavera, recuerda la tierra de Soria: la tierra en el sentido de "lugar", "territorio", y también la tierra que alberga a su amada. Por eso, en los versos finales, Machado le pide a su amigo Palacio que un día primaveral vaya a visitar la tumba de Leonor.
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