Como recordaréis, los recursos estilísticos o literarios son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer sus textos y darles mayor expresividad.
Ahora vamos a centrarnos en una de las figuras más utilizadas, la elipsis.
La elipsis consiste en la omisión de una o más palabras. Es un recurso que se usa muy a menudo en la lengua común, por eso muchas veces no es muy significativa literariamente hablando, pero otras veces -cuando el elemento elidido (el que se omite)- es difícil de adivinar, las posibilidades expresivas son grandes.
Ejemplo en prosa:
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... (Juan Ramón Jiménez, en Platero y yo)
En este texto hay varias elipsis. No sabemos de quién se está hablando (no se menciona quién come tanto y gusta de tal variedad de frutas... porque se mencionó en el párrafo anterior: es Platero, el burrito protagonista de la obra).
Pero fijaos bien en la segunda oración. Esa oración se podría enunciar de la siguiente manera, y sería correcta: "Le gustan las naranjas mandarinas, le gustan las uvas moscateles, todas de ámbar; le gustan los higos morados, con su cristalina gotita de miel". Sin embargo, no es necesario repetir tantas veces el verbo, y por eso sólo aparece una vez.
Estos dos tipos de elipsis son muy comunes en la lengua corriente, por eso no son ni interesantes literariamente hablando, ni fáciles de identificar (no llama la atención en el texto la ausencia de nada).
Ejemplos en verso:
A los árboles altos
los lleva el viento;
a los enamorados,
el pensamiento.
(Canción popular)
En los dos últimos versos hay una elipsis de pronombre y verbo. La oración quedaría completa del siguiente modo: "A los árboles altos / los lleva el viento; / a los enamorados / (los lleva) el pensamiento".
He aquí otra misteriosa (y, por tanto, muy efectiva) elipsis:
¡Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;
la noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora (...)!
(San Juan de la Cruz, del "Cántico espiritual")
Fragmento de la versión musicada por Amancio Prada:
En este texto, se habla de "mi Amado", y se dicen de él un montón de cosas ("las montañas, los valles solitarios nemorosos..."). Aparentemente nada tiene sentido, porque no se sabe qué misteriosa palabra es la que oculta la coma. Si en lugar de la coma ponemos el verbo ser en 3ª persona de singular (es), y sabiendo que "Amado" se escribe con mayúscula porque se refiere a Dios, todo parece más claro. Si Dios lo es todo; el Amado es las montañas, los valles, etc.
Es decir, hay una elipsis del verbo en el primer verso. Es una elipsis muy expresiva, porque hace deternerse al lector a pensar qué elemento falta.
Ahora os invito a localizar elipsis en la canción de Amaral titulada "Sin ti no soy nada". La letra aparece al desplegar la opción "más información" en el cuadro de la derecha.
Ahora vamos a centrarnos en una de las figuras más utilizadas, la elipsis.
La elipsis consiste en la omisión de una o más palabras. Es un recurso que se usa muy a menudo en la lengua común, por eso muchas veces no es muy significativa literariamente hablando, pero otras veces -cuando el elemento elidido (el que se omite)- es difícil de adivinar, las posibilidades expresivas son grandes.
Ejemplo en prosa:
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... (Juan Ramón Jiménez, en Platero y yo)
En este texto hay varias elipsis. No sabemos de quién se está hablando (no se menciona quién come tanto y gusta de tal variedad de frutas... porque se mencionó en el párrafo anterior: es Platero, el burrito protagonista de la obra).
Pero fijaos bien en la segunda oración. Esa oración se podría enunciar de la siguiente manera, y sería correcta: "Le gustan las naranjas mandarinas, le gustan las uvas moscateles, todas de ámbar; le gustan los higos morados, con su cristalina gotita de miel". Sin embargo, no es necesario repetir tantas veces el verbo, y por eso sólo aparece una vez.
Estos dos tipos de elipsis son muy comunes en la lengua corriente, por eso no son ni interesantes literariamente hablando, ni fáciles de identificar (no llama la atención en el texto la ausencia de nada).
Ejemplos en verso:
A los árboles altos
los lleva el viento;
a los enamorados,
el pensamiento.
(Canción popular)
En los dos últimos versos hay una elipsis de pronombre y verbo. La oración quedaría completa del siguiente modo: "A los árboles altos / los lleva el viento; / a los enamorados / (los lleva) el pensamiento".
He aquí otra misteriosa (y, por tanto, muy efectiva) elipsis:
¡Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;
la noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora (...)!
(San Juan de la Cruz, del "Cántico espiritual")
Fragmento de la versión musicada por Amancio Prada:
En este texto, se habla de "mi Amado", y se dicen de él un montón de cosas ("las montañas, los valles solitarios nemorosos..."). Aparentemente nada tiene sentido, porque no se sabe qué misteriosa palabra es la que oculta la coma. Si en lugar de la coma ponemos el verbo ser en 3ª persona de singular (es), y sabiendo que "Amado" se escribe con mayúscula porque se refiere a Dios, todo parece más claro. Si Dios lo es todo; el Amado es las montañas, los valles, etc.
Es decir, hay una elipsis del verbo en el primer verso. Es una elipsis muy expresiva, porque hace deternerse al lector a pensar qué elemento falta.
Ahora os invito a localizar elipsis en la canción de Amaral titulada "Sin ti no soy nada". La letra aparece al desplegar la opción "más información" en el cuadro de la derecha.
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