Antes de la llegada de la Cuaresma (el período de los cuarenta días previos a la Pascua de Resurrección), es tradicional en muchos países católicos celebrar el Carnaval. Esta fiesta, que tiene un origen ancestral, por celebrarse antes de un período de ayuno y penitencia, ha adquirido -por contraste- un sentido religioso, que, sin embargo, se va desdibujando. El contraste entre Carnaval y la Cuaresma tiene más significado cuanto más religioso es el pueblo que los vive, como es evidente. Esto se ve con bastante claridad en algunos episodios literarios, como es la batalla entre don Carnal (Carnaval) y doña Cuaresma que se narra en el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita (siglo XIV): el Carnaval y la Cuaresma se convierten en dos personajes, don Carnal y doña Cuaresma, enemigos acérrimos, que se enfrentan con sus respectivos ejércitos. Don Carnal cuenta entre sus tropas con todo tipo de viandas terrenales (corderos, cabritos, cochinos, terneras...), mientras que el ejército de doña Cuaresma está constituido por todo tipo de pescados, pues en el tiempo de Cuaresma no está permitido consumir carne (este precepto se vio sustituido más tarde por el que prohíbe solamente comer carne los viernes).
Entre el siglo XV y el XVI vivió el célebre Juan del Enzina, poeta y dramaturgo castellano. Entre sus obras de teatro (a las que él denominaba "églogas" por estar protagonizadas por pastores), varias tratan del tema del Carnaval ("Carnal", "Antruejo", eran los nombres que en la Castilla de la época recibía esta fiesta). Os presento aquí un villancico extraído de la titulada Égloga representada en la mesma noche de Antruejo, muy famoso, del que sólo copio el estribillo por ser el resto muy extenso. (Aquí os dejo el enlace a la égloga completa). Es necesario precisar que la palabra "villancico" designaba a una composición poética que tenía una estructura determinada, pero que era de tema libre (no sólo navideño: había villancicos de todos los temas, como es el caso de este que nos ocupa).
El estribillo en cuestión es el siguiente:
"Hoy comamos y bebamos / y cantemos y holguemos, / que mañana ayunaremos"
"Holgar" significa "estar sin hacer nada, descansar". El significado del estribillo es claro y ahonda en el sentido de goce previo a la privación: puesto que mañana comienza la época de renuncia, disfrutemos hoy de los placeres (comer, beber, cantar y holgar). Esta frenética búsqueda del goce presente casa bien con el espíritu de la literatura castellana de fines del siglo XV y primera mitad del siglo XVI (época en que se escribieron obras como La Celestina, y en que Garcilaso desarrolló su obra poética): por aquel entonces era un tema común (lugar común, tópico) el animar al goce del presente por miedo a la inmediatez de la muerte. "Carpe diem", se llama este tópico, "aprovecha el momento".
Juan del Enzina también fue músico (como muchos poetas de su época), y gran parte de su obra está recogida en cancioneros. Los cancioneros son obras que recogen poemas con la música con la que debían ser cantados. Por fortuna, la música de este villancico perduró, y por eso nosotros tenemos hoy la gran suerte de poder escucharlo tal como Juan del Enzina lo concibió en su día.
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